jueves, 15 de mayo de 2008

DESOCUPADO. RAYMOND CARVER

Los que eran mejores que nosotros vivían cómodamente en casas recién pintadas con inodoros a botón en todos los baños.
Manejaban autos de modelo y marca reconocibles.
Los que no tenían trabajo, estaban apenados, no les iba bien.
Sus autos extraños estaban estacionados sobre cajones, ‘al fondo’ de casas polvorientas, donde se amontonaban infinidad de objetos inútiles.
Los años pasan y todo y todos son reemplazados.
Existen siempre, es lo que dicen, nuevas oportunidades.
Pero, para decir la verdad, a mí nunca me gustó el trabajo. Mi objetivo era permanecer desocupado. Ese era mi mérito. Me gustaba la idea de sentarme en una silla, hora tras hora, frente a la casa, sin hacer nada con un sombrero sobre mi cabeza y tomando una gaseosa. ¿Qué hay de malo en eso? Fumar, escupir de vez en cuando. Tallar madera con mi cuchillo. ¿Hay daño en esto? En ocasiones salgo con mi perro a perseguir conejos. Tenés que hacerlo alguna vez. A veces levanto a un chico gordo y rubio como yo, Diciéndole: "¿De dónde te conozco?".
Nunca digas: "¿Qué querés ser cuando seas grande?"

Vos no sabés lo que es el amor y otros poemas (Buenos Aires, 1989)

No hay comentarios: