lunes, 3 de noviembre de 2008

¡¡¡Ya está en la calle Cuna 11!!!


Lo que todo el mundo esperaba ansiosa y hasta histéricamente ha sucedido: el nuevo número de Cuna, el número 11, ya está en la calle, en su revistería amiga y en las otras también. Y como siempre, se trata de un número imperdible. Fíjense:
Para empezar, la portada está dedicada a las Madres de Plaza de Mayo, a las que homenajeamos con una obra de Luciano Acosta y con dos conmovedoras entrevistas: Rocío Navarro se reunió con Angelita Ilde, Madre de Plaza de Mayo chaqueña que ofreció su testimonio y narró el periplo que debió atravesar como madre de un ex detenido desaparecido en nuestra provincia; por otra parte, Facundo Sagardoy entrevistó a la legendaria Tati Almeida, una de las fundadoras de las Madres, quien hizo un racconto desde la gestación de las Madres hasta de su situación particular y el deseo de mantener en pie la lucha de su hijo Alejandro, desaparecido por la dictadura.
Otro punto fuerte de esta edición de Cuna lo constituye el retorno de Miguel Ángel Molfino con sus Versiones y Per-Versiones, aquellas columnas que publicaba en diario Norte en los años 80 y que no son más que auténticas joyitas literarias. Un lujo.
Pero hay más, desde luego: Germán Parmetler se despacha con unos fragmentos políticos que indagan en la Argentina de los últimos meses, años y décadas, y pasean, de paso, por Marx, Trotsky, Calamaro y hasta por Beatriz Sarlo.
Con la excusa de reseñar Espejos, el último libro de Eduardo Galeano, Fernando Parra disecciona la obra completa del escritor uruguayo, un hombre capaz de enamorar a varones y mujeres por igual con los textos de amor más políticos que se hayan escrito jamás.
También presentamos a toda la sociedad chaqueña, a Sonia Sánchez y María Galindo, autoras del libro Ninguna mujer nace para puta, con el que ambas mujeres aplican una buena patada a toda la corrección política que pueda escribirse y decirse sobre las putas.
Virginia Feinmann toma los desórdenes alimenticios conocidos como bulimia y anorexia para ofrecer un diagnóstico de la crisis cultural que, entre otras cosas, provoca esos desórdenes alimenticios.
Mariela Quirós, por su parte, sale a hacer campaña en favor de Juana Azurduy, “la guerrillera de la libertad”, para reivindicarla y de paso, poner su rostro en los billetes de cien pesos. El rostro de Juana, no el de Mariela.
Úrsula Sabarece hace, en cambio, su propia y merecida reivindicación, y de la mano de Fabián Roja y Mariano Quirós narra el camino que la llevó a construir su identidad sexual, el camino que la llevó a ser Úrsula, lo que sirve además, para saber cómo es ser travesti en Resistencia.
Noelia Carbó leyó a muchos escritores japoneses, pero en este número de Cuna cuenta su preferencia, a veces su rechazo y otras veces su amor por uno en particular: Haruki Murakami.
Lucas Brito Sánchez pregunta y se pregunta a sí mismo qué pasa hoy, en la actualidad, con el sida, con nuestro miedo ante el sida y con nuestros miedos en general, en una nota que es mucho más dudas que certezas, como tiene que ser.
Pero eso no es todo, ustedes se lo imaginan: Alfredo Germignani continúa en la búsqueda de la lolita más hermosa y desdichada; Tete Romero nos introduce en una revisión histórica para repensar la Argentina con el Bicentenario como excusa; Sean Pennes sigue penando desde Hollywood con Bush y Scharwarzenegger, y seguro seguirá penando con Obama; les dejamos un fragmentito de Robles, la novela con la que Mariano Quirós ganó un premio; y cerramos con un homenaje hermoso a los diez años de la publicación de Los detectives salvajes, la novela de Roberto Bolaño que nos voló la cabeza y que aún lo sigue haciendo.
Todo eso en la nueva edición de Cuna. No es para nada poco. Es muchísimo. Es imperdible. De ustedes depende. Ah, y como siempre, son apenas seis pesos. Muchas gracias.