martes, 2 de noviembre de 2010

K


Gracias Néstor...

Por Carlos Cacho Quirós


Llegamos a la Plaza de Mayo, escenario de las alegrías y de los dramas de los argentinos, apenas un puñado de chaqueños en la madrugada poblada de tantas sombras, siluetas que insinuaban la tristeza que nos invadía. Era la despedida de nuestro compañero Néstor Kirchner y no queríamos hacerlo en soledad, queríamos estar "con la compañerada" me dice Pico Bugnart, y él, junto con Juan Carlos, Goya acaparan el lugar en la fila, larga, sinuosa, multitudinaria, que desde la Avenida de Mayo, costea al Cabildo, bordea la plaza para ingresar a la Rosada.
Convocados por el dolor, pero también por la defensa del gobierno de la compañera Cristina, por la profundización del modelo, por el respeto de la voluntad popular, llegamos a Buenos Aires "con lo puesto", a las apuradas, apenas unos carteles que dijeran somos del Chaco. La identidad te la dan los compañeros, los miles y miles de rostros que las primeras luces del amanecer nos permitieron distinguir, tantos jóvenes, que fueron la constante durante toda la jornada, seguramente como un símbolo de la esperanza que inspiró Néstor a la sociedad argentina, tantos humildes con su columna del conurbano, muchos con pinta de clasemedia de la capital. Un frío inesperado obligó a cobijarse en el atrio de la catedral, algunos bajo la galería del Cabildo, para ese momento nosotros ingresábamos a la Casa Rosada, el ritmo adquiría la cadencia del respeto y del deseo de quienes llegaban de permanecer junto al féretro, de brindar su solidaridad a la familia, a la Presidente y de saludar a Néstor.
Día de luto y de lucha, el pueblo argentino está acostumbrado a ese devenir en el que el llanto por las pérdidas debe enjugarse en la urgencia por evitar que los buitres nos "cambien la bocha", las condolencias fingidas de tantas voces mediáticas y de formales políticos deseosos de restaurar la agenda del poder, ansiosos por debilitar a la Presidente para cobrarse por la democratización de los medios, por la asignación universal, por la Unasur, por la soberanía ante el FMI, por la jubilación para todos, por las Madres y la defensa de los derechos humanos, por la recuperación económica y del trabajo.
La solemnidad del ambiente, la compañía de los patriotas latinoamericanos en la sala, Néstor y Cristina, los hijos, los miembros del gabinete, el llanto de todos, las humildes ofrendas del pueblo en el recorrido, ahogados por la emoción cada uno a su manera conjugó un "fuerza Cristina" "gracias Néstor".
A duras penas Pico gritó "fuerza" y seguimos la fila india que nos devolvió a la Plaza. La Plaza de Mayo era el hogar donde miles y miles se buscaban, iban y venían con la mochila de las ilusiones que Néstor nos devolvió, y con la convicción de que allí se ratificaba la tarea de todos "militancia y organización para que no nos roben las conquistas".
El frío se puso más riguroso, la lluvia caía tupida de a ratos, fuimos al Bajo por donde iba a arrancar la comitiva, la espera y el tiempo nos permitieron distinguir, ahora, la diversidad de agrupaciones, los lugares de procedencia, la cantidad de ciudadanos independientes, que hacíamos el aguante a Néstor y a Cristina, las consignas coincidían en pedir "que se vaya Cobos" y "ni un paso atrás". Luego vino la emoción de la despedida con el encapotado cielo de testigo, un respetuoso tumulto que acariciaba el auto con los queridos restos, la corrida junto a los vehículos, y allí, cuando aflojamos el paso y el periodista Alfredo Germignani se llevó a las chicas y los chicos más jóvenes para continuar la marcha, quedamos nosotros con Blas Bogarín en la mitad de la calle pensando "quedate tranquilo Néstor, lograste que una nueva generación abrace las banderas históricas". Vaya legado.